Praga es una ciudad llena de rincones
sorprendentes por descubrir. Una de las
zonas más curiosas, es el Barrio Judío, situado junto a la Ciudad Vieja. Recorriendo
sus calles nos encontraremos con decenas de sinagogas centenarias entre las que
destaca la Sinagoga Staronová, que
se ha convertido en visita obligada por albergar un museo en su interior que
recrea la antigua vida de éstas comunidades religiosas.
El Museo de Artes Decorativas, ubicado junto al cementerio, es otra de
las visitas obligadas en Praga pues ya las mismas vidrieras exteriores del
edificio nos asombrarán por la espectacular calidad de sus detalles y por el
bello colorido que emiten con el impacto que hace en ellas la luz del sol.
El barrio de Malá Strana
Plazuelas de época, pintorescos
palacios y decenas de iglesias de época hacen de este barrio situado junto al
puente de Carlos IV, uno de los lugares más acogedores de toda la ciudad.
En una de sus plazas, la del Gran
Priorato de los Caballeros de Malta veremos el famoso mural-graffiti en memoria de Jhon Lenon, y en
la Plaza Maltesa podremos contemplar
decenas de bellos palacetes que dan cuenta del importante pasado de esta ciudad
centroeuropea.
En los alrededores se ubica el Parque Vojan, un antiguo monasterio
ajardinado lleno de manzanos que invita al paseo al caer la tarde.
Tampoco deberíamos
irnos de esta maravillosa ciudad sin visitar el Monasterio Strahov, un elegante edificio reconstruido al estilo gótico tras el incendio que lo arrasó en 1258. Éste monasterio es un verdadero museo en su interior. Alberga entre otras maravillas una impresionante biblioteca de 1783 con espectaculares frescos en el techo, y la llamada Sala Teológica, un cálido espacio ornamentado con decenas de globos terráqueos del siglo XVII esculpidos por el famoso William Blaeu.
irnos de esta maravillosa ciudad sin visitar el Monasterio Strahov, un elegante edificio reconstruido al estilo gótico tras el incendio que lo arrasó en 1258. Éste monasterio es un verdadero museo en su interior. Alberga entre otras maravillas una impresionante biblioteca de 1783 con espectaculares frescos en el techo, y la llamada Sala Teológica, un cálido espacio ornamentado con decenas de globos terráqueos del siglo XVII esculpidos por el famoso William Blaeu.
No hay comentarios:
Publicar un comentario