LUGARES MÁGICOS MÁS DESCONOCIDOS



Praga es una ciudad llena de rincones sorprendentes por  descubrir. Una de las zonas más curiosas, es el Barrio Judío, situado junto a la Ciudad Vieja. Recorriendo sus calles nos encontraremos con decenas de sinagogas centenarias entre las que destaca la Sinagoga Staronová, que se ha convertido en visita obligada por albergar un museo en su interior que recrea la antigua vida de éstas comunidades religiosas.

Muy cerca de allí, nos encontraremos con el Cementerio Judío, donde se acumulan lápidas centenarias de los personajes más ilustres de la ciudad, conformando un un tétrico escenario digno de una película de época.

El Museo de Artes Decorativas, ubicado junto al cementerio, es otra de las visitas obligadas en Praga pues ya las mismas vidrieras exteriores del edificio nos asombrarán por la espectacular calidad de sus detalles y por el bello colorido que emiten con el impacto que hace en ellas la luz del sol.

El barrio de Malá Strana
Plazuelas de época, pintorescos palacios y decenas de iglesias de época hacen de este barrio situado junto al puente de Carlos IV, uno de los lugares más acogedores de toda la ciudad.

En una de sus plazas, la del Gran Priorato de los Caballeros de Malta veremos el famoso mural-graffiti en memoria de Jhon Lenon, y en la Plaza Maltesa podremos contemplar decenas de bellos palacetes que dan cuenta del importante pasado de esta ciudad centroeuropea.

En los alrededores se ubica el Parque Vojan, un antiguo monasterio ajardinado lleno de manzanos que invita al paseo al caer la tarde.





El Palacio Sternberg alberga el museo pictórico más destacado de Praga. Este noble edificio ha ido acumulando miles de obras aportadas por la aristocracia bohemia a lo largo de los siglos. Podremos contemplar obras de todo tipo como el Autoretrato de Pablo Picasso, decenas de cuadros de El Greco, de Brueghel y otros pintores flamencos, o las obras de Oskar Kokoscha que fue quien mejor plasmó las famosas vistas de Praga.
Tampoco deberíamos 
irnos de esta maravillosa ciudad sin visitar el Monasterio Strahov, un elegante edificio reconstruido al estilo gótico tras el incendio que lo arrasó en 1258. Éste monasterio es un verdadero museo en su interior. Alberga entre otras maravillas una impresionante biblioteca de 1783 con espectaculares frescos en el techo, y la llamada Sala Teológica, un cálido espacio ornamentado con decenas de globos terráqueos del siglo XVII esculpidos por el famoso William Blaeu. 


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