Praga es una ciudad llena de edificios
de gran belleza arquitectónica.
Uno de los más emblemáticos es el Ayuntamiento de la Ciudad Vieja cuya
construcción se inició en 1338. Su torre de 69 metros, alberga el famoso reloj
astronómico que atrae a miles de curiosos y que se ha convertido en el símbolo
de la ciudad.
Junto al antiguo ayuntamiento, también
en la plaza de la Ciudad Vieja, se erige el Palacio Golz-Kinsky que cuenta con una bellísima fachada de estilo
rococó decorada en estuco.
En la misma plaza, orientándonos hacia
el este nos encontramos con la Iglesia
de Nuestra Señora de Týn, una de las iglesias más emblemáticas de la
capital gracias a sus pináculos góticos que marcan el sello distintivo de la
Ciudad Vieja de Praga.
Al norte de la plaza, se erige también
la Iglesia de San Nicolás, con su bella
fachada en color blanco que resalta su imponente altura y unos interiores que
albergan una gran riqueza escultural y visual.
Muy cerca de allí se sitúa el Teatro de los Estados, un bello
edificio del siglo XVIII famoso por haberse rodado allí la película Amadeus,
del director checo Milos Forman.
Uno de los monumentos más visitados de
la ciudad es el conjunto arquitectónico del Castillo de Praga, donde se ubica el Palacio Real, cuya construcción fue iniciada por los primeros
príncipes de Bohemia en 1135 y que ha servido a lo largo de la historia como y residencia
de los reyes bohemios.
En el interior del complejo, tenemos también la Catedral de San Vito, iniciada en 1344
y terminada por completo en el siglo XX, de ahí que cuente con aportaciones de
diferentes estilos como su Puerta Dorada
que data del siglo XIV, el Sepulcro Real de Carlos IV, su bóveda gótica o su famoso
rosetón ya construido en el siglo XX.
Otro de los monumentos emblemáticos de
la ciudad es el famoso Puente de de
Carlos IV. Fue construido en 1357
y cuenta nada más y nada menos que con 520 metros de largo que atraviesan el
rio Moldava, uniendo la Ciudad Vieja con el Castillo de Praga. Con el paso de
los años, se le han ido añadiendo añadiendo decenas de enormes y bellas esculturas
de santos que adornan hoy sus laterales.
Al final del puente, se erige la Torre del Puente o Torre de la Polvora, una impresionante torre gótica que formaba
parte de las antiguas fortificaciones de la ciudad y cuyo interior, alberga un
mirador que ofrece una vista espectacular del Castillo de Praga y del pintoresco
barrio de Mala Straná.
El Teatro Nacional, un bello edificio neoclásico del siglo XIX que alberga los espectáculos de Ópera, es otro de los elegantes edificios que hacen que Praga sea una de las ciudades más monumentales de toda Europa.
Tampoco nos podemos ir de Praga sin
visitar el impresionante Palacio Troja,
utilizado como palacio de verano por la familia Sternberg, de la alta
aristocracia bohemia. Fue edificado en el siglo XVII y cuenta con unos
elegantes interiores decorados con frescos y unos jardines geométricos llenos
de viñedos, naranjos y otros arboles frutales.
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